La zona conocida como “el bajo Río Carcarañá” que incluye su paso por las localidades de Pueblo Andino, Villa La Ribera, Oliveros y Gaboto es sensible a las crecidas de un cauce que en épocas como las que atravesamos actualmente, se encuentra en niveles muy bajos, pero que cuando crece llega a lugares insospechados. De hecho las crecidas extraordinarias, según la Universidad Nacional del Litoral, ocurren en promedio cada siete meses.
Es por eso que desde hace tres años varios dirigentes de la región se han opuesto a la realización de un nuevo canal en la zona de Casilda, Sanford y Arequito, el cuál desemboca en el Río Carcarañá, sumando aún más agua a un río que desborda en épocas de abundantes lluvias.
A pesar de las quejas y la demora, finalmente se comenzó a construir esta canalización. La ejecución de la obra encarada por la provincia con una inversión que supera los 130 millones de pesos comenzó hace poco más de una semana y avanza a buen ritmo.
Esto permitirá una nueva salida del agua que provocaba inundaciones en pueblos, ciudades y campos de las localidades mencionadas. “Esta anhelada obra es muy importante porque beneficiará no sólo a nuestra localidad sino a toda la zona”, aseguró la jefa comunal de Arequito, Paola Forcada.
La contracara para mitigar el efecto que puede causar esta decisión en Andino y Oliveros sobre todo, era la idea de construir un canal aliviador para llevar parte del agua del Río Carcarañá desde Villa La Ribera hasta el Río Paraná, por terrenos en jurisdicción de Timbúes.
De hecho en diciembre de 2016, se realizó una presentación en un camping de Oliveros por parte de funcionarios provinciales y de técnicos hídricos de la UNL donde se mostraron tres propuestas diferentes. Sin embargo, no hubo más avances que esos y todo quedó en stand by. De hecho se licitó una obra para realizar en Villa La Ribera una nueva red de vías férreas hacia la zona portuaria de Timbúes y nunca se contempló la posibilidad de pasar por sobre este nuevo canal aliviador.
De acuerdo a lo publicado por La Capital, la UNL evaluó el comportamiento del río Carcarañá dividiéndolo en dos etapas: desde 1980 a 2007 hubo un sólo evento grave, pero desde 2007 a 2016, hubo siete eventos. Desde octubre de 2012 a febrero de 2016, en apenas 41 meses, se contemplaron seis eventos que superaron los mil litros de caudal, lo que significa un promedio de una “crecida extraordinaria” cada siete meses.
Foto: La Capital
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