La provincia de Santa Fe avanza con el proyecto de cultivo de cannabis para uso medicinal. Mientras espera por la decisión de Nación, el INTA de Oliveros es uno de los lugares en el que se podría cultivar.
Santa Fe intenta que antes de diciembre –cuando cambien las autoridades políticas en todos los niveles del Estado– la Nación permita importar semillas y así plantar en alguno de los campos del Inta de la provincia.
El primer lugar señalado fue el Centro Operativo Experimental de Ángel Gallardo, un pueblo a pocos kilómetros de la capital santafesina. En caso de que Nación diga que no, ofrecerán otros lugares: uno en Oliveros o el de Estancia Las Gamas en el departamento Vera. En todos el Inta –un actor clave en la habilitación– tiene convenios con el Ministerio de Producción.
En diálogo con El Ciudadano, la ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación, Érica Hynes adelantó que después de tener la aprobación del Instituto Nacional de Semillas (Inase) traerán las semillas y plantarán menos de una hectárea para que el laboratorio estatal santafesino LIF pueda hacer el aceite de cannabis que reciben pacientes de epilepsia refractaria en el sistema de salud público y quienes tienen la obra social Iapos. En tres meses podrán montar el cultivo que, como en Chile y Uruguay, será custodiado por la Policía.
Desde la provincia aseguraron que el LIF ya está listo para producir el aceite con un plus: costará un tercio del valor actual. Hoy el único ingreso del preparado es en dólares y cada vez más lejos del peso argentino. En el LIF el medicamento es un derecho a garantizar, no una mercancía, definen.
En paralelo, el cannabis hecho en Santa Fe será usado para estudios clínicos donde investigadores lo pondrán a prueba para luchar contra otras enfermedades y padecimientos hoy no incluidos en la ley nacional, pero sí esbozados en la provincia y demandados por familias que buscan en la Justicia distintos amparos para poder cultivar sin ser perseguidas por la Policía.
Autocultivo:
Por su parte, sobre si el Estado puede habilitar el autocultivo para usuarios y usuarias medicinales, como pidió a través de un proyecto de ley la diputada provincial Alicia Gutiérrez, Hynes dijo: “El autocultivo tiene ventajas y desventajas. Si el LIF distribuye un aceite controlado, que sabe qué tiene, que atiende las necesidades del paciente y es trazable, es la mejor opción”.
La ministra, que en diciembre podrá definir sobre el proyecto de Gutiérrez desde su banca en diputados, agregó: “El autocultivo depende de la persona y su conocimiento sobre cómo extraerlo y usarlo. Ahí hay más posibilidades de que se produzcan errores. Lo mejor es que el Estado pueda proveerlo, supervisar, ver las historias clínicas de las personas que lo usan”.
Comentarios sobre post