Los alumnos de la tecnicatura en Logística del Instituto Natividad del Señor, decidieron terminar el año con un proyecto solidario y ecológico. Fabricaron muebles con materiales reutilizables y los destinaron al hogar Anides de San Lorenzo, donde viven niños en situación de riesgo o en estado de abandono.
En la materia Prácticas Profesionalizantes, que se dicta en el último año de la carrera, la profesora María Cruz Zeballos propuso a los alumnos realizar un proyecto en el que puedan aplicar lo aprendido.
El equipo formado Emanuel Wujkiw, Mario Machado, Leonardo Olguín y Álvaro Gramajo, los tres primeros oriundos de San Lorenzo y el último de Maciel, decidió realizar un proyecto ecológico y solidario.
Eligieron ayudar al hogar Anides de San Lorenzo (ver aparte). Visitaron el lugar y vieron que los chicos no tenían muebles en la sala de estar, donde tienen los juguetes y el televisor.
A partir de detectar esta necesidad decidieron hacer ellos mismos los muebles, en concreto un gran sillón donde los chicos pudieran sentarse a jugar o a ver televisión. La condición fue utilizar la logística inversa.
“La logística inversa es reutilizar algo que a otro le supone un desperdicio, pero que a su vez se puede usar como materia prima. Y eso es lo que hicimos: fabricamos un gran sillón con pallets que no utilizaba una empresa”, explicó Emanuel.
Álvaro, el integrante que actualmente vive en Maciel, trabaja en una empresa que les donó los pallets que ya no utilizaban, y los chicos se pusieron manos a la obra. Primero aprendieron a tratar la madera, lijaron, pintaron y cortaron para armar un sillón y 14 percheros, uno para cada uno de los chicos que vive en el hogar.
“El sillón está hecho con cuatro partes para que pueda trasladarse y cada una mide 1,10 por un metro. Para hacerlo utilizamos 11 pallets”, puntualizó Emanuel.
“Luego le pusimos goma espuma de 10 centímetros de alto y una cuerina muy fácil de limpiar, de manera que sea más duradero y prolijo, especialmente pensado para los chicos”, agregó.
Los jóvenes consiguieron una persona que les prestara un vehículo para trasladar el sillón y llevarlo hasta el hogar. “Lo mejor fue la cara de los chicos cuando llegamos”, confesaron con emoción.
No pudieron irse rápido. Los chicos los esperaban ansiosamente. Se quedaron a jugar con ellos y a conversar un largo rato. Además, salieron con más ideas. Van a hacer un baúl para que puedan guardar todos los juguetes.
“La experiencia fue grandiosa. Más allá de aprobar una materia, nuestro fin principal fue ayudar a una institución que no cuenta con mucho apoyo”, concluyeron los jóvenes que afrontaron todos los costos de este emprendimiento solidario. A su vez, se comprometieron con Anides para seguir ayudando con otras necesidades.
FUENTE: LA CAPITAL
Comentarios sobre post