Por Gisela Signorelli*
La Ribera hace tiempo que no es noticia: efectivamente hace algunos meses que no se muere nadie en un accidente vial por las largas filas de camiones. Sí sabemos que la cosecha es récord. Diferentes portales publicaron las enormes ganancias que deja la cosecha este año: 147 millones de toneladas que significaron para el Estado argentino cerca de 30 millones de dólares (lo que da muchos ceros en pesos con un dólar que devaluó en el mismo año un 50%, lo que merecería de mucho más análisis). Entre Arroyo Seco y Timbúes se habla de que existe el polo de crushing de soja más grande del mundo. Las ganancias para las exportadoras son aún más millonarias.
Sin embargo, de las vidas en las rutas y en los puertos (5 trabajadores muertos en lo que va de 2019) pocos hablan. Los camioneros, los operarios y a quienes nos atraviesan los camiones en nuestros cotidianos, estamos absolutamente desprotegidos frente a este sistema millonario. Eso, sin contar el daño ambiental que esta movida gigantesca nos ocasiona. En La Ribera somos unos 400 habitantes que quedamos varados de marzo a noviembre; en La Ribera no se puede circular con libertad sobre la Ruta 91 y corres riesgo de vida a diario. En La Ribera no se puede dormir porque las bocinas y el runrún de los camiones no lo permiten. En la Ribera no ves si viene el bondi en la parada, si es que pasa por el embotellamiento. En La Ribera las vías que cruzan la ruta 91 están maltrechas, mientras el Presidente se saca fotos a pocos km inaugurando vías y trenes. En La Ribera hay un puente que cruza el Río Carcarañá (sobre la Ruta 11) en estado deplorable, que es un cuello de botella por el que circulan millones de toneladas diarias, que hacen más millonarios a los millonarios. La vida de quienes transitamos por allí parece valer menos que un grano de cereal.
Por el ingreso a los puertos de Timbúes, que es donde desembocan los camiones que padecemos en La Ribera, se cobra $400 por camión por día (una “Tasa de mantenimiento de accesos” o “Derecho de estacionamiento”). A groso modo, sólo en esta zona, se calcula que en promedio ingresan unos 3000 camiones diarios (cifra que se amplía en plena cosecha gruesa). Lo que multiplicado por 20 días, si sólo contamos los días hábiles de la semana, son un promedio de 30 millones de pesos al mes. Mientras los mismos pocos de siempre se llenan de dinero los bolsillos y las arcas, los camiones los padecemos y tenemos nosotros.
Mientras, la infraestructura vial jamás creció a la par de las cosechas. Mientras, el operativo nacional “cosecha segura” sólo asegura que llegue el grano sin importar las consecuencias. Mientras, las rutas y banquinas de La Ribera y Andino (porque se meten camiones donde está prohibido sobre la Ruta 26 que fue reparada hace 4 meses y ya está rota) se destruyen… mientras, por estos lados debemos afrontar los problemas que nos deja con los magros recursos propios. Porque mientras la calidad de vida de los habitantes de La Ribera se deteriora año tras año, mientras la salita de salud y la Escuela 980 la luchan a diario por recursos; mientras, los camiones los seguimos teniendo nosotros y los mismos pocos de siempre “nadan en la abundancia” sin que se derrame un solo recurso para donde
se padecen las consecuencias de este sistema perverso del agro negocio.
Si, mientras Nación y algunos pocos gobiernos locales recaudan a montones, los demás perdieron el Fondo Sojero hace más de un año y Oliveros y Andino deben paliar las consecuencias con recursos propios que deberían estar destinados a otros problemas de sus poblaciones. Mientras ganan los pocos de siempre, tenemos gente con hambre y desempleo y pocas respuestas para darles.
Se habla del desarrollo económico de la región pero mientras, solo hay más pobreza, más delincuencia, baja calidad de servicios (lo mínimo que deberíamos tener son cloacas y agua potable) y más problemas ambientales. Porque el desarrollo económico del que se habla es en realidad crecimiento pero no es ni cerca un desarrollo humano y sostenible. Es necesario y urgente definir políticas de Estado consecuentes con los Objetivos del Desarrollo Sostenible. Es necesario conseguir que en los presupuestos 2020 del Estado Provincial y Nacional aparezcan obras para la región sin importar las discusiones por las transiciones porque en el medio está la vida de la gente.
Es necesario discutir y resolver la terrible inequidad con la que se reparten los recursos que deja el sistema porque es imprescindible que mejore nuestra calidad de vida de manera urgente dado que aunque La Ribera no es noticia y las vidas de Milton y Lautaro (dos niños que murieron en Marzo de 2017 sobre la ruta 91, aplastados entre dos camiones) no bastaron para tomar cartas en el asunto seriamente, seguimos padeciendo muchos, mientras lo único que importa es que los pocos de siempre, sigan ganando.
*Doctora en Ciencia Política, docente de la UNR. Vecina Villa La Ribera. Vicepresidente comunal de Pueblo Andino.
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