Todo comenzó como un sueño para una joven totorense que desde hace cuatro meses vive en Santiago de Chile. Dejó su trabajo, su familia, la comodidad de su pueblo, para embarcarse en una aventura. Sin querer se encontró de pronto en medio del caos de un pueblo que se levantó y le hizo frente a la opresión.
Eliana Cerquetella tiene 29 años y le contó a Info Más cómo vive este momento histórico en el país trasandino. Luego de conocer chicas chilenas en Brasil, cruzó la cordillera y llegó por primera vez a Santiago. Se enamoró de la ciudad y proyectó volver, pero para quedarse. “Terminé renunciando a mi trabajo en un estudio contable, lo único estable que tenía en Totoras, y me vine. Fue una cuestión de superación personal y romper ciertos patrones con los que somos criados. Tuve esa intriga de vivir en otro país y empezar de cero. Estaba cómoda en Totoras pero me faltaba ese no se qué para levantarme todos los días”, reveló.
Respecto de las protestas, que se salieron de control y hoy acumulan un escalofriante saldo de 18 muertos, ella las vive con intensidad, curiosidad y también con conciencia ciudadana. “El aumento del metro fue la gota que rebasó el vaso. El pueblo chileno está cansado, harto, asfixiado, es una sumatoria de cosas que fueron tolerando hasta que dijeron basta. Ellos te dicen que esto tendría que haber ocurrido años atrás. De hecho una de las canciones que cantan dice “no es por 30 pesos, es por 30 años”. La formación educativa es muy buena pero a la vez es muy cara, es como una hipoteca”, lamentó.
Vio muchas escenas fuertes durante estos seis días de protestas que tienen en vilo a Chile, apenas un mes después de haber celebrado sus fiestas patrióticas, las cuáles encienden el nacionalismo de los chilenos, que lo viven con mucha algarabía. Pero todo cambió radicalmente.
“Los militares y carabineros están siendo muy duros con la gente, hacen su trabajo pero también se les va la mano. Hay imágenes de una persona desangrándose en un changuito de supermercado por un tiro y nadie lo auxilió. Lo mas fuerte que vi, en la calle sobre la que vivo, a dos personas colgadas de los semáforos hasta que los tumbaron y los prendieron fuego. Ví cómo saqueaban una farmacia y se llevaban todo. Creo que el conflicto no se va a detener muy fácil, estamos siendo partes de un momento histórico y bisagra en Chile y latinoamérica. Al fin el pueblo chileno despertó”, deslizó Eliana.
SU LLEGADA, SU PRESENTE Y LA FALSA RIVALIDAD
“Me sentí super bien recibida, fue mérito de la gente de acá, son muy amables, atentos, predispuestos a ayudarte. Es un país y un lugar donde me siento segura. Las chicas que conocí me integraron a su grupo de amigas y para mi la rivalidad entre argentinos y chilenos no existe, yo no la viví. Lo mejor que tiene Chile es la gente. No viven acelerados como nosotros”, contó.
Desde que llegó, la totorense está parando en el Hostel Casa Roja, un lugar popular por su recepción de viajeros extranjeros. “Soy voluntaria y trabajo a cambio de hospedaje, desayuno y almuerzo. Son cuatro días de la semana y tres tengo libre”, afirmó. Además, está en búsqueda de un trabajo estable para poder radicarse aunque la situación es complicada. “El gobierno se ha puesto muy estricto con los papeles que se necesitan para buscar trabajo. Hay muchos extranjeros. Tenés que estar de manera legal teniendo el documento chileno, que acá se llama Rut. Si no lo tenés es imposible conseguir trabajo”, agregó.
En ese sentido, contó: “El resto de los días aprovecho para pasear, conocer gente distinta todos los días, no existe mejor lugar que este para conocer gente de otros países, culturas, idiomas, que viven de manera distinta y eso me encanta. Estoy contenta de estar acá”.
“De Chile no tenía una visión clara, sabía que era uno de los países de Latinoamérica más desarrollados, pero nunca pensé que me iba a encontrar con esto. La vida económica acá es bastante más organizada. No tenía idea que la educación y que la atención de salud era privada. Si bien estamos al lado somos dos países totalmente distintos. Me empecé a interiorizarme de cómo era vivir acá una vez que estuve acá”, añadió.
EL TOQUE DE QUEDA Y LAS MEDIDAS
Eliana tenía apenas 11 años cuando se vivió en Argentina el último “Estado de Sitio” o “Toque de Queda” en 2001, algo que se siente menos aún en pueblos como los nuestros. Es decir, es todo nuevo y confesó sentirse “presa” en esos momentos. “Durante el toque de queda sólo quedan en las calles los manifestantes más rebeldes, el resto a las 20 no anda más nadie en las calles, se respeta. Ya la tolerancia no es la misma que al principio, si te encuentran en la calle te llevan preso. Es de las 8 de la noche hasta las 6 o 7 de la mañana. Yo me siento presa por más que no tenga que salir. Hay gente que vino de vacaciones y se encuentra con esta situación, todo cerrado, se cancelan los vuelos, y eso genera malestar. Algunos lo viven como algo turístico y novedoso también”, indicó.
También describió las manifestaciones que suelen generarse después del mediodía: “Los pocos negocios abiertos cierran. La policía y los militares están en la calle y el miedo se hace sentir. La gente está bien organizada”. Luego completó: “La juventud es muy activa con las protestas y las manifestaciones. Tienen como bastante presencia, van a las marchas muy comprometidos con las luchas sociales. Se involucran mucho y los vecinos son muy unidos. Aquí en los cacerolazos es toda gente del barrio, pacífico y unidos entre ellos”.
En cuanto a las medidas adoptadas por el presidente Sebastián Piñera, la joven las calificó como “parches y momentáneas”. “Ponen paños fríos a la situación y tengo fe de que pronto pueda terminar de una manera satisfactoria. Va a depender del clamor social y de la intensidad de las protestas. Ojalá que sirva para construir algo mejor para los chilenos”, sumó.
EL MODELO CHILENO: POCOS VIVEN BIEN Y MUCHOS MAL
Pese a las medidas de retrotraer el boleto del metro, los chilenos piden un combo de medidas sociales. “El salario mínimo vital y móvil estaba en 301 mil chilenos. Con ese dinero una persona no vive porque si alquila el mínimo es 280 mil. A la mayoría no le alcanza. La brecha que existe entre una persona que gana el mínimo y una persona que entra al parlamento gana 18 millones. La distribución de la riqueza es muy desigual”, reveló.
“Ahora elevaron el salario a 350 mil chilenos y bajaron la tarifa de la luz. Piden también por el sistema de pensiones que no entrega pensiones dignas. El 80 por ciento de las personas recibe pensiones inferiores al mínimo vital y movil. En la calle ves muchas personas de la tercera edad pídiendo en las calles. Es muy triste eso, no existen los asilos ni refugios. Es un tema muy sensible, me toca muy cerca y me pone muy triste. La salud es privada y carísima, enfermarte es muy caro. El paciente pasa a ser un cliente del médico”, finalizó.
Así, Eliana transita su nueva vida en Chile buscando que pase el caos y a la vez, que de todo este despertar social puedan surgir una mejor forma de vivir en un país que se destaca por su hospitalidad y su prolijidad, el cuál le ha abierto los brazos.
Fotos: Philippe
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