Una familia vivió días de suma tristeza por la faltante de una integrante. Se trata de Olivia, la perra caniche de 8 años, que fue robada de la puerta de la casa y pagaron para poder recuperarla.
La perrita desapareció el miércoles 5 de febrero de la vivienda ubicada en calle Gral López y 4 de febrero de la ciudad de San Lorenzo. La dueña, oriunda de Oliveros, dialogó con Info Más sobre lo que vivieron durante tantos días ella.
Si bien al principio parecía que estaba perdida y ofrecían recompensa, una persona aseguró que una mujer se agachó, la alzó y se la llevó de la puerta de la casa. Este lunes pagaron mil pesos y lograron recuperarla en el barrio Díaz Vélez.
“A mi me llamaron por teléfono de una heladería, diciendo que había una chica que decía que tenia a mi perra y quería hablar conmigo para pedir la recompensa. Cuando hablé con ella lo hacía muy rápido, nerviosa. Me dijo que tenia la perra en su casa. Que teníamos que buscarla a ella por la heladería y llevarla a su casa”, contó.
En medio de la confusión y consultas, la mujer insistió en que la tenían que ir a buscar, llevarla a su casa y que entregaría a la perra, sólo a cambio de dinero.
El marido de Andrea así lo hizo y logró encontrarla. “Durante el viaje, ella le decía que el perro valía plata y le preguntaba cuanto le iba a pagar. Mi marido le dijo que no le iba a dar nada hasta que no vea que era nuestra perra. Cuando llegaron a la casa la vio y era Olivia. Le dijo que le pague sino no se la daba”.
Ante ello, el hombre ofreció mil pesos a lo que rápidamente la mujer aceptó. “Para nosotros fue un pago de rescate más que de recompensa porque en el discurso nos decía que si no le dabamos plata no nos daba el perro. Aparte dijo que la había encontrado en la panadería y es imposible porque gente de confianza vio cuando una mujer pasó, la alzó y se la llevó. No paró a preguntar de quien era ni nada”.
La familia de Olivia había radicado la denuncia por el hecho además de publicar la búsqueda por redes sociales y repartir afiches en la ciudad. Finalmente, pese a todo lo que atravesaron, volvieron a ser felices con su mascota.
“Nos faltaba una parte a nosotros, la otra perra estaba re triste, no comía, mi nena de seis años a la noche se despertaba llorando porque la extrañaba, la buscaba. Nos sacaron una parte de nuestra vida e hicimos todo para recuperarla”, concluyó.
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