La vecinal Este de San Genaro sigue trabajando en beneficio de sus vecinos con una amplia demanda de viandas que supera las 250. Un grupo de jóvenes se sumó a ser parte del proyecto en época de pandemia con un objetivo primordial: conseguir un lugar físico donde poder cocinar.
El garage de la vivienda de Guadalupe Acosta es el espacio donde mujeres sangenarinas cocinan tres veces por semana y desde donde las chicas reparten 282 viandas. Actualmente, el número de demanda creció muchísimo y suma necesitados día tras día.
En diálogo con Info Más, Guadalupe contó que uno de los proyectos actuales es recolectar barbijos para entregar a quien lo necesite e hizo hincapié en un nuevo lugar ya que cuando llueve, no pueden cocinar por estar al aire libre. “Estamos trabajando desde el garage de mi casa, a la intemperie. Se viene el frío y no podemos seguir así”, expuso.
“Hacemos 282 viandas, de ayer para hoy (jueves) se sumaron 12 personas más y se siguen incrementando las viandas que se tienen que dar. A veces no llegamos a la casa de la gente porque salimos con una cantidad y la gente nos para y nos pide comida, personas que por ahí no la teníamos en cuenta. Eso hace que preparemos bolsones de mercadería y los asistimos de esa manera”, expuso.
En las últimas semanas, un grupo de jóvenes comenzó a sumarse al proyecto y trabajar para quien más lo necesite. Candela Pujol, Sofía Borda, Yamila Castro y Ayelén lucentini se acoplaron a Guadalupe quien junto Carolina Lambertucci, Cecilia Pase, Andrea Aardozo y Sara Acosta cocinan para el barrio.
Candela es Licenciada en Fonoudiología, trabaja en San Genaro y en pueblos vecinos y al enterarse de la movida, no dudó en prenderse para colaborar con el comedor de la vecinal Este. “Me enteré por una de las chicas que es está en el comedor que estaban saliendo a repartir viandas en el barrio y me sumé. Me pareció un linda forma de comprometernos por la ciudad y las personas”.
Casa por casa, las chicas juntan los tapers, vuelven al comedor para recoger la comida y regresan a casa familia para dejarle su plato de alimento durante tres veces a la semana.
Además, la idea es sumar talleres para niños. “Por las circunstancias que todos conocemos no lo pude ni efectivizar en un proyecto. Cuando se levante todo esto la idea es poder dar talleres con niños, charlas con padres, hay muchísimas ideas a futuro pero hora lo que mas necesitamos es un espacio físico para poder cocinar”, expuso.
En cuanto a su profesión, también pretende realizar talleres de estimulación del lenguaje y que los vecinos cuenten con la atención fonoudiológica pública. “Las ideas son miles. Además de comida se necesitan oportunidades. Por lo pronto estamos cubriendo el plato de comida.”, aseguró.
Por otro lado, Sofía es abogada y trabaja desde Rosario en una ONG que es de Buenos Aires la cual ayuda a comedores y merenderos de diferentes regiones. “Siempre estoy con ganas de ayuda, con esto de la cuarentena volví a San Genaro y algo tenía que hacer”, recordó.
Por su cuenta, decidió realizar una colecta de alimentos y luego se contactó con Guadalupe para entregar toda la mercadería al comedor. “Me sumé con Guada y armamos un grupo de trabajo con otras chicas. Cuando empecé a ver el trabajo que hacia y ver que son cuatro mujeres cocinando para 250 personas y repartiendo ellas mismas vi que necesitan una mano y ya soy parte”, manifestó.
Contó que la gente las recibe con alegría y siempre con una sonrisa. “Los chicos sobre todo se asoman por las ventanas, nos agradecen y nos bendicen todo el tiempo. Se nos acerca más gente a la que no estamos llegando y nos piden si le podemos dejar comida, eso nos moviliza un montón. Hacemos un esfuerzo por dejarles a todos”, destacó.
Por último, recalcó, al igual que sus compañeras, la urgencia que requiere contar con un lugar bajo techo para poder seguir dando una mano a los que más lo necesiten. “Estamos armando una campaña para tratar de conseguir un lugar. Cuando llueve la gente se queda sin comer porque no tenemos donde cocinar esa es una preocupación bastante urgente. Es imprescindible”, concluyó.
Otra de las integrantes es Ayelén, hija de Guadalupe, quien manifestó: “Acompaño a mi mamá desde siempre. Si bien no había salido a la calle, siempre asistí a las personas que venían a mi casa en busca de la vianda. Este trabajo es increíble y cuando salis te das cuenta como choca la realidad de muchos. Estamos en una época difícil y se complicó aún más con todo esto. Trabajamos para dar un poco de alivio a las familias. Sabemos que no solucionamos todo”.
En tanto, dedicó palabras a su mamá: “Estoy orgullosa de mi madre que viene trabajando sola hace 5 años, estuve en sus llantos, en sus enojos cuando no podía conseguir lo que la gente necesitaba. Ahora eso cambio por la gente que ayuda y acompaña y nosotras vinimos a alivianar un poco su espalda. Pondremos lo mejor con este grupo para seguir construyendo cosas para los niños. Tengo experiencia por mis trabajos en jardines y colegios así que pondré lo mejor de mi. Sólo necesitamos un lugar para llevar todo adelante”.
Así, con amor y sacrificio, la vecinal Este crece diariamente en demanda de los vecinos que necesitan un plato de comida en un difícil momento en medio de la pandemia. Para inclinar la balanza, también se sumaron manos solidarias que se esfuerzan con el único fin de alimentar a los vecinos.
Quienes puedan colaborar con el comedor de la vecinal Este, comunicarse con Guadalupe Acosta al siguiente número de teléfono: (3401) 649449