Adiós Trinche: el día que Carlovich mostró su magia en Maciel

Tomás Felipe Carlovich nació el 19 de abril de 1946 y se crió en el barrio Belgrano, al oeste de la ciudad de Rosario. De pibito jugaba descalzo o en zapatillas en los potreros. Era hijo de un plomero yugoslavo y claro, le gustaba tirar caños.

El mito dice que podría haber sido igual o mejor que Maradona, pero no quiso serlo. Prefirió hacer de las suyas, divirtiéndose con la pelota, lejos del profesionalismo. Este viernes encontró su peor final, el Trinche murió luego de ser golpeado salvajemente para robarle la bicicleta. La inseguridad se llevó al ídolo.

El recuerdo llega hasta nuestra región, donde sus aventuras en su querido Central Córdoba de Rosario aún están presentes en muchos que lo vieron jugar. Como buena leyenda, no hay videos que hayan dejado registro de su magia, ni siquiera cuando integró la selección rosarina que bailó al seleccionado nacional previo al Mundial de Alemania 74.

Héctor Metozzi, ex futbolista macielense nacido en la cantera del Club Maciel, tuvo el gusto de compartir equipo en el Charrúa y varios partidos con este fenómeno en 1978. “Era muy distinto a todos, un genio, podría haber sido jugador de selección”, recordó en diálogo con Info Más.

Metozzi había pasado del Club Maciel a Central Córdoba y recuerda una linda relación con el Trinche. “Nos llevábamos muy bien, era una persona introvertida, re macanuda, pero no pudo triunfar por su forma de ser. Un loco lindo”, agregó.

Carlovich logró dos veces el ascenso de la C a la B con el Charrúa, tuvo un paso breve por Rosario Central y otros clubes pero la historia se repetía y el Trinche siempre volvía al Gabino Sosa, su amor de toda la vida, su segunda casa.

“Le he visto hacer cosas de las que hacía Maradona, en la cancha él mandaba desde el medio de la cancha. Un fenómeno, un tipo que podría haber jugado en la selección, físicamente grande y de mucha habilidad con la pelota”, contó Héctor, quien recuerda con cariño al Trinche y se mostró conmovido por la noticia de la muerte.


EL TRINCHE EN MACIEL

En la región se solían organizar torneos nocturnos. El Club Maciel ya tenía la iluminación de la cancha y fue Metozzi el nexo para que una noche el mito pudiese jugar en el pueblo. Corría el verano de 1979 y el Trinche jugó con un combinado de amigos de Rosario.

Jugadores e hinchas de toda la zona se dieron cita y vieron jugar como uno más al hombre que podría haber marcado la historia del fútbol nacional, pero eligió el perfil bajo, los amigos y el barrio. La disciplina no fue lo suyo y muestra de ello era su participación en estos torneos informales.

Sí, el mismo tipo que enfrentó a la selección nacional de Brindisi, Tarantini, Houseman, Potente y Poy, y teniendo como compañeros a Zanabria, Kempes y Killer, entre otros. El que luego de jugar en Maciel se fue a Mendoza y le ganó un amistoso al Milan de Enrico Albertossi, Franco Baresi, Gianni Rivera.

Los equipos se armaban con rejuntes de jugadores, algo que también se repitió en la década del 80 en Puerto Gaboto y con mucho dinero en juego, donde también allí son varios los vecinos que aseguran haber visto a Carlovich en persona corriendo detrás de la pelota, en la vieja canchita que estaba detrás de la Comuna.

Metozzi también recordó, a modo de anécdota, la batalla campal que tuvo como protagonista al Trinche y su equipo en Maciel, cuando se trenzaron a golpes con jugadores de un combinado de Puerto San Martín y todo terminó mal.


LO ASESINARON

El pasado miércoles por la tarde mientras recorría las calles de su barrio en bicicleta, el Trinche fue asaltado para robarle su bicicleta. Recibió un durísimo golpe en la nuca que lo dejó inconsciente.

Lo llevaron al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez donde ingresó con un fuerte traumatismo de cráneo y quedó internado en coma inducido. Su cuadro se complicó y este viernes a las 9 de la mañana intentaron salvarle la vida con una cirugía.

Una hora más tarde la noticia de su muerte invadió de tristeza y bronca a Rosario y a todo el mundo del fútbol, que vio cómo uno de sus grandes mitos se iba por la puerta de atrás.

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