“El abuso deja marcas, no contarlo las hace más profundas”, comenzó su relato Valentina. Se trata de una macielense que decidió dejar atrás el miedo y hacer público un padecimiento que lleva consigo desde hace mucho.
A través de las redes sociales expuso sus vivencias, donde cuenta tremendos abusos de índole sexual que vivió desde su niñez por parte de amigos, conocidos e incluso un familiar.
En total hace mención a ocho personas del pueblo que en diferentes ocasiones la ultrajaron y violaron. “Yo sé que no soy la única, tenemos que dejar el miedo atrás y dejar a romper con toda esta sociedad machista que nos vive encarcelando”, expuso en un texto escaloriante:
SU RELATO COMPLETO:
“El abuso deja marcas, no contarlo las hace más profundas. Hoy estoy harta, desbordada, estuve guardando el dolor muchos años. Cada día era más fuerte, cada día me pesaba más y necesitaba gritar. Me dejaron una herida con la que tengo que pelear todos los días de mi vida, me arruinaron la infancia, dejaron recuerdos que no me los voy a olvidar nunca más, sentimientos, emociones generadas, MIEDO, muchísimo miedo. No me callo más.
Años atrás, aproximadamente entre los 6 y 7 años me violaron, abusaron de mí, en mi casa, en mi pieza, en mi propia cama, me hacía cosas terribles. Una persona que para nosotros era parte de la familia, alguien a quien le dimos todo, semanas enteras quedándose en mi casa, millones de cosas hicimos por él y se nos reía en la cara, se aprovechó de mi inocencia para hacer conmigo lo que quería. J.M., vos fuiste quien me llenó de miedo, de inseguridades. Te tengo asco. Estando en mi lugar de privacidad me llegan los recuerdos de lo que me hiciste. Pasaron los años y me seguiste perturbando, muchas veces mis amigas tuvieron que salir a defenderme por tu violencia hacia mi, cabe aclarar, que sos así con todo el mundo, más aún con las mujeres, te pensas que sos mucho más que una mujer. Tiempo después logré contarle a amigos de confianza, sin poder decirle a mi familia por obvias razones, supuestamente era alguien de nosotros. Cuando ya no daba más lo hice y lo denunciamos. A mi no me lastimas más, a mi no me seguís arruinando la vida.
En quinto grado de la primaria volvieron a ocurrir sucesos de mucho daño. El marido de mi tía, R.J. , con su mente retorcida volvió a abusar de mi inocencia. Cuando volvía de la escuela lo único que hacía era ir a la computadora que estaba en la pieza de mi primo y así pasaba el tiempo hasta que mis papás llegaban de trabajar. Así fue como en reiteradas ocasiones me extorsionaba, comenzaba a tocarse, masturbándose al lado mío, con una de sus frases: “si me tocas te dejo jugar”. Eso es una cosa que hacía, me amenazaba, me obligaba. Una noche tuve que quedarme a dormir, como dormía desnudo pedí que me dejen lejos de él. Al otro día me levanto con su cuerpo encima mío y su mano en mis partes íntimas. Así se destapó todo, le conté a mi abuelo y así se enteraron mis padres. De eso salieron muchísimas verdades, muchísimas cosas terribles que hacía ese tipo. Otra persona basura, con la cabeza enferma.
Ahora voy a contar esto que está pasando, esto de lo que la mayoría ya se enteró y muchos lograron ver esta secuencia de actos espantosos. Entre mis 9 y 11 años, no podría ser clara, iba seguido a la pileta del club, a divertirme, como una nena más. En ese tiempo tenía un noviecito, F.O., otra persona que me obligaba a hacer cosas que no quería. Cuando nos íbamos a ver me quería penetrar, me hacía bajar la ropa interior y actuaba como ya se imaginarán. Un día, me cita a vernos atrás del quincho del club, yo fui pero atrás de él llegaron otros chicos, más grandes, A.V., A.G., M.A, F.F. y M.O. Estaba asustada, no sabía qué hacer ni qué decir. Lolo empezó a hacer lo que siempre hizo pero me querían tocar los amigos. Lo único que sentía eran manos tocándome por todas partes, en un momento me preguntó “no te duele” y no pude ni responder. Había más gente, gente que estaba mirando, que presenciaron esa situación. Cuando logro salir corriendo me cruzo a una amiga de toda la vida que me pregunto qué me pasaba, ellos corrían atrás mío hacia la parte de la pileta, apenas llego, asustada, sin parar de llorar, empecé a decir: “me violaron”. Me hicieron pensar que mi propia madre me iba a retar, que la culpa siempre fue mía, por todas partes salieron a decir que yo era una “puta”, con esa edad, con esa inocencia. ¿Qué nena va a querer que le hagan lo que me hicieron? Desconfié de todos, de mi familia y de mi misma, todo este tiempo quise hacer de cuenta que era mentira, que solo era mi imaginación, pero no, era real. Después de un año M y L. volvieron a abusar de mi en muchas ocasiones más. Muchos sabían esto, lo vieron o se lo contaron, porque ellos mismos se reían, a mi hermano le decían “amigo” “hermano” y demás. Un par de ustedes no me pudo mirar más a los ojos, otros se me acercaban en el boliche pero siempre supieron lo qué hicieron, cuánto daño nos dejaron.
Agradezco con todo mi corazón a la gente que me apoya y me apoyó desde el día 0, es una caricia que me dan, me dejan fuerzas para poder GRITAR. La historia está contada, esta es la verdad.
Me encantaría que la gente que estuvo presente y sabe, siga contando la verdad de esta mentira que duró muchos años
No estoy yo sola, somos muchas atrás de esto.
Yo sé que no soy la única, tenemos que dejar el miedo atrás y dejar a romper con toda esta sociedad machista que nos vive encarcelando.
Atrás de esta historia vienen muchísimas más 💚”
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