Diciembre llegó y con él, se aproximan las fiestas navideñas y de fin de año. Son muchas las ciudades y los pueblos de la zona que decretaron su ordenanza de pirotecnia cero años atrás, una diversión para algunos que acrecienta el sufrimiento de muchos.
A través de sus ordenanzas correspondientes y por respeto a quienes lo padecen, Maciel, Monje, Barrancas, Gaboto, Oliveros, Salto Grande, Andino, Serodino, San Genaro, Totoras, Coronda entre otros, prohíben el uso de la pirotecnia sonora. En lo que respecta a la localidad de Díaz, la misma está prohibida desde el 2014 a través del código de faltas local.
Más allá de las posibles quemaduras que pueden afectar al que la utiliza, la contaminación y los problemas auditivos son las principales consecuencias en niños, sobre todos con trastorno autista, personas mayores y animales.
La concientización, al igual que la aplicación de los decretos, crece año a año pero aún así, ciertas personas continúan con su manipulación causando diversos daños y en ocasiones extremas la muerte en sus víctimas como el caso de perros, sobre todo de edad avanzada. No obstante, el uso de productos pirotécnicos bajó considerablemente en los últimos años por las restricciones legislativas y las campañas.
Por su parte, una mamá que tiene tres hijos con trastorno autista, explicó que sus niños tienen una hipersensibilidad auditiva, lo que les provoca dolores en el cuerpo, taquicardias, convulsiones y también se puede llegar al autoflagelamiento. Por lo tanto, se intenta que la empatía envuelva a cada una de las personas y que todas ellas junto a sus mascotas, disfruten de las fiestas en familia y en paz.
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