Seguramente muchos han decidido adoptar un cachorro para hacerlos partes de su familia, con una actitud más que solidaria. Sin embargo, hay muchos que quedan en el camino mientras los años pasan y mueren solos en la calle o en reservas caninas.
En esta oportunidad, la historia a conocer es la de Bongo, pero que quede claro que no es la única que existe. Él llegó a la reserva de la ciudad de Gálvez cuando tenía pocos meses de vida y era el fiel compañero de uno de los cuidadores que trabajaba allí.
Lamentablemente, el lugar fue sumando más perros y se debieron crear caniles para ubicar a cada uno de ellos para evitar peleas. Bongo pasó así toda su vida, dando vueltas dentro del canil, viendo a otros morir y fue envejeciendo. Hoy tiene 14 años, y desde la reserva tienen fe que eso puede cambiar y que una familia pueda darle el amor que se merece en lo que le quede de vida.
Diego, uno de los incansables trabajadores del lugar, contó a Info Más que cuando Bongo fue cachorro nadie lo adoptó, por lo que fue quedando dentro del canil hasta llegar a esta situación de vejez. El pasado miércoles, lo que pasó conmovió a todos los del lugar.
“Lo sacamos para llevarlo a la veterinaria porque no estaba bien. Adelgazó y se lo nota triste. Cuando lo subí al auto y salimos, fue todo el viaje mirando por la ventana, era notable que era todo nuevo para él, se le notaba su alegría cuando lo sacamos de la reserva, él nunca había salido. Afuera de la veterinaria mientras esperaba no se podía creer la cara que tenía”, expresó.
Sin embargo, su felicidad duró pocos minutos porque luego del chequeo médico, su vida volvió a ser igual que todos los días. “Te dabas cuenta que era feliz dando esa vuelta en auto. Cuando llegamos bajó la cabeza, puso la cola entre las patas y volvió a queda solo en el canil. Encima su compañera fue adoptada justo ese día. Él se nos ponía adelante para que no la saquemos, fue una cosa increíble”, relató.
Súperpoblación:
Los voluntarios de la reserva canina de Gálvez albergan, cuidan y alimentan alrededor de 300 perros, de los cuales el 80 por ciento son viejos, incluso algunos, también cuentan con una triste historia de maltrato animal.
Si estás buscando adoptar y por alguna extraña razón la historia de Bongo no tocó tu corazón, hay muchos otros que esperan por una familia. “La gente busca cachorros o compra. Es muy difícil hacer entender que un perro viejo puede llegar a hacerte feliz como un cachorro”, aseguró Diego.
Además contó que hay historias muy tristes. “A perros viejos o los de la raza galgo los castigan, lo dejan de lado y terminan lamentablemente muriendo en un refugio”, reflejó.
Las reservas no son la solución:
En otro pasaje de la entrevista, Diego remarcó lo que muchos creen de manera errónea y tiene que ver con que las reservas no son la solución para los animales. “La solución es castrar, adoptar, concientizar… que los chicos sepan sobre el amor y cuidado hacia los animales para que no pasen esta locura”, suplicó.
Un claro ejemplo de eso es Bongo quien además de pasar toda su vida allí, sufre de una falla renal. “Nosotros tenemos agua de pozo y hacemos sacrificios enormes para mantenerlos. Él tiene una falla renal por lo que le pueden quedar años o meses de vida, depende cómo se vaya comportando”.
Por eso, en caso de que sea adoptado, su dueño tiene que ser consiente y darle todos los cuidados necesarios, y afrontar su tratamiento. “Espero que esto sirva para concientizar, que la gente entienda que los refugios no deben existir. Lamentablemente muchos van a morir acá adentro”, concluyó con dolor pero con la esperanza de que más familias solidarias adopten con el corazón.
Para adoptar a Bongo, a cualquier otro perro del refugio o colaborar con alimentos, comunicarse con Diego al teléfono: 3404 – 530750 o al Facebook de la institución: Reserva canina Gálvez
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