A veces los relatos de quienes lo padecieron son los que nos hacen tomar conciencia. Daiana lo puede contar y lo hace desde lo más profundo, rogando porque nadie tenga que sufrir lo que sufrió, en medio del peor momento de la pandemia en la región y el país.
“Tengo 29 años, soy sana, y el Covid provocó en mí cuerpo una neumonía bilateral. Estuve medicada en casa por una semana y así y todo el virus le ganó a mis pulmones”, definió en un texto que emociona y da fortaleza.
Vive en San Genaro, es técnica en administración de empresas y actualmente trabaja en un estudio jurídico de la localidad. Debió ser internada en la Clínica Regional Privada de su ciudad. “Pude ver todo el movimiento desde dentro. Gente joven con falta de oxígeno, un nene de 10 años con síntomas, una chica de 20 años con síntomas similares. Y gente menor a los 70, piden oxígeno, se pierden, lloran, es terrible el panorama. Da miedo. La muerte está al lado tuyo. El domingo vi gente llorar, despidiéndose de su familiar y al mismo tiempo veía en las redes como estaban en las plazas y demás”, contó en diálogo con Info Más.
Hoy Daiana se recupera en su casa y agradece la labor de quienes la cuidaron: “La atención de los médicos y personal es excelente. Sin conocerte venían y miraban cada uno de los avances que tenía. El trabajo y la dedicación de cada profesional de Salud es maravilloso, pero ayudemoslos. Están cansados. Y se viene cada vez más fuerte. Un neumólogo fue el que me dijo que si no tendría 29 años, la situación hubiera sido otra”.
Como pasa últimamente, Daiana experimentó la enfermedad de menos a más y a pesar de la gravedad de su caso, pudo salir adelante. No obstante, otros no lo lograron. “La verdad que no sé de donde me contagié, soy bastante cuidadosa, voy del trabajo a casa y así, trabajo en un estudio jurídico por lo que no hay tanta circulación de gente. El que empezó con síntomas fue mí pareja, solo dolor de cuerpo y yo nada. Pero después de estar medicada en casa y todo, empezó a costarme respirar. La primer placa que me hicieron no tenía casi nada, la segunda que me repitieron, cuando ya no podía respirar bien, arrojó una neumonía bilateral, por lo que debieron internarme de urgencia”, relató.
En San Genaro, como en Totoras y otras localidades de la región que tienen camas de cuidados intensivos, están al límite. “Cuando te dicen que la vida es una sola, es porque es una sola. Sólo la Fé y la experiencia de cada profesional a cargo es lo que nos va a salvar. Agradecida es una palabra que me queda demasiado chica.Dejemos de mirarnos nuestro propio ombligo. Porque déjame decirte que no tenés ni apellido, ni raza, ni religión para este virus. No va a venir papá o mamá a salvarte porque no te cuides. Acá es otra la realidad. Vos elegís. Si querés seguir así, o querés experimentar en carne propia lo que se siente”, cerró la joven.
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