La laguna Juan de Garay (ex Bedetti) en Santo Tomé se secó por la bajante y la sequía histórica en las cuencas de los ríos Salado y Paraná. En el centro del lecho, un desierto de tierra seca y quebradiza, hay un pequeño charco de agua en el que quedaron atrapadas un montón de tortugas. Un grupo de voluntarios decidió intervenir para rescatarlas, resguardarlas y soltarlas en el río Salado, acompañados de biólogos.
Pamela Vicens, integrante de la Mesa Territorial para el Cuidado del Ambiente de Santo Tomé, contó en una entrevista con AIRE que surgió la inquietud por las tortugas porque la laguna se está secando y por las altas temperaturas con condiciones extremas de la zona. Desde el espacio acudieron al lugar para evaluar la situación y organizaron una intervención con gente idónea en el tema, como licenciados en biodiversidad y biólogos.
“Vimos que había tortugas de río, las cuales podían ser devueltas al Salado, y aves que están atrapadas en el agua que quedó”, dijo Vicens. Además remarcó que encontraron mucha basura, por lo que “también queríamos realizar una jornada de limpieza para concientizar a los vecinos, y sumar voluntarios al rescate de la fauna con intervención de especialistas, porque hay que hacerlo adecuadamente”.
El lunes realizaron el relevamiento y se encontraron con que en la parte por fuera de la laguna se puede caminar pero adentrándose un poco más se empieza a hundir y desestabilizar por el barro, por lo que se dificultan las tareas de rescate. “Tuvimos que tomar los recaudos y medidas para no lastimarnos, sobre todo porque había voluntarios que no tenían conocimiento previo en el tema”, afirmó la joven.
Bajante histórica
Alimentada por el cauce del río Salado, la laguna Juan de Garay hoy luce seca como consecuencia de la bajante en las cuencas de los ríos Salado y Paraná y la falta de lluvias. Desde el lecho de la laguna Juan de Garay, el móvil de AIRE plasmó el escenario que se atraviesa como consecuencia de la bajante del río.
“Prácticamente muerta, es una pena, es terrible ver esto. De chico yo vivía acá y esto era un balneario, con más de un metro de profundidad”, recordó Mariano, vecino de Santo Tomé, que en diálogo con el móvil atribuyó la situación no solamente a la bajante del río sino también a la manipulación que se hizo en el terreno en el transcurso de los años.
Fuente: Aire de Santa Fe
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