Aguará guazú significa “zorro grande en guaraní”. Es el cánido más grande de Sudamérica, un gran caminador de hábitos nocturnos que no ataca al humano ni a otros animales. Se trata de una especie amenazada en todo el país, aunque no se sabe exactamente cuántos ejemplares quedan.
Es un animal que por lo general supera los 1,5 metros de largo desde la punta del hocico hasta la cola con un peso que oscila entre los 20 y los 30 kilos. Tienen una crin negra, sus patas son negruzcas y el manto en general es pardo naranja.
En Santa Fe se distribuyen en el centro-norte de la provincia con mayor presencia en los bajos submeridionales y buscan los grandes espacios abiertos y los márgenes de bañados y esteros. Se alimentan de pequeños mamíferos (cuises, armadillos, mulitas y peludos), reptiles (lagartos y serpientes), anfibios (ranas), aves, peces, frutos nativos y raíces. En 2003, por una ley provincial, el aguará guazú fue declarado monumento natural de Santa Fe.
Una especie amenazada
La principal amenaza que padece el aguará guazú es la pérdida de su hábitat natural por expansión de la frontera agroindustrial, que en Santa Fe desapareció casi el 90 % de su vegetación original en el último siglo. La caza furtiva, los atropellamientos por parte de vehículos en rutas o caminos rurales y los ataques de los perros son también factores que ponen en riesgo a esta especie.
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