Finalmente, la localidad de Carrizales obtuvo un merecido reconocimiento histórico ya que en su jurisdicción se llevó a cabo la Batalla del Mio Mio hace casi 200 años, un hecho trascendental para la historia provincial y nacional.
El proyecto de ley del Senador Hugo Rasetto para declarar como Patrimonio Cultural e Histórico al espacio donde se llevó a cabo la contienda, obtuvo sanción definitiva.
El proyecto incluye también, la encomienda al Poder Ejecutivo de que se diseñe y construya una obra, monumento o espacio conmemorativo dentro de la jurisdicción de la comuna de Carrizales en homenaje a dicha batalla.
Pero, ¿qué fue la Batalla del Mío Mío? Luego del fusilamiento de Dorrego el 1º de diciembre de 1828 y la autoproclamación de Lavalle como gobernador de Buenos Aires, la Convención Nacional de la Provincias Unidas del Río de la Plata desconoció ese nuevo gobierno y repudió el asesinato por “alta traición contra el Estado” con que se quiso justificar su ejecución.
La campaña de Lavalle para tratar de controlar a los caudillos federales del interior continuó con una incursión militar sobre la provincia de Santa Fe, gobernada por Estanislao López, hombre de gran prestigio popular que había intervenido en la gesta independentista.
Lavalle era uno de los mejores oficiales de caballería del ejército. Había combatido en la guerra con el Brasil, siendo reconocido como uno de los oficiales más importantes en el triunfo en Ituzaingó, batalla que decidió aquel conflicto.
Una vez firmada la paz, Lavalle regresó a Buenos Aires. Las tropas con las que contaba eran veteranos de aquella campaña. La caballería era decisiva en las guerras del siglo XIX: derrotarla era la clave para ganar la batalla. López contaba con baqueanos, conocedores no sólo de la geografía del territorio santafesino, sino de su flora y fauna.
Gracias a ellos, supo de una planta local, el Mio Mio, popularmente conocida como romerillo, de propiedades curativas sólo cuando es ingerida en la proporción justa, pero que de lo contrario y en cantidad, mata al ganado después de tomar agua.
López esperó a las tropas unitarias cerca de la localidad de Carrizales, en un sitio donde esta planta era abundante. Le colocó a su caballería morrales para impedir que consumieran la planta, y esperó la llegada de las tropas de Lavalle.
Antes del combate, los fatigados caballos enemigos pastaron a gusto en la zona. Al amanecer, los jinetes unitarios se encontraron con los cadáveres de sus caballos. El regimiento unitario, superior en número y armamento que los federales, fue rápidamente diezmado.
De esta manera pagaban los unitarios su desconocimiento del país al que querían darle una forma de vida europea, aún contra los deseos de la mayoría de la población.
Comentarios sobre post