Hace cuatro años, un grupo de personas decidió no mirar para el costado y colaborar con la dura realidad que atraviesan muchas familias. Para ello, además de hacer diversas actividades, también brindan la cena tres veces por semana para niños y adultos que cada vez se suman por un plato de comida.
Guadalupe Acosta presidenta de la vecinal Este, habló con Info Más para contar en detalle cómo trabaja junto a una comisión que se formó sin otro propósito más que el de ayudar al prójimo en la inclusión y contención.
La idea surgió en 2015 y fue creciendo hasta llegar a la actualidad. El grupo alquila una sede sobre calle 25 de mayo 426, en el sector este de la ciudad, donde se realizan actividades gratuitas como deportivas y cursos con diplomas con una mínima cuota.
A fines del año pasado, lograron conseguir una silla de ruedas en la campaña “Juntos por Nacho”, con un costo de 165 mil pesos. Hoy en día, la mayor necesidad de la sociedad es contar con un plato de comida, en medio de la declaración por la emergencia alimenticia en la ciudad.
Para ello, se realiza un comedor comunitario donde las familias buscan su porción de alimento. “Nosotros no recibimos ningún ingreso, solo el alquiler del local que nos sale 2500 pesos para lo cual contamos con la ayuda del concejal Cristian Góndolo y la Municipalidad nos aporta un cajón de pollo mensual”, indicó Guadalupe.
“La gente colabora pero necesitamos más, porque le damos de comer a 50 chicos por noche pero son muchas porciones. Nosotros no queremos que nos sobre pero queremos tener la tranquilidad de poder seguir con esto. Las enfermeras de la Clínica Regional, juntan alimentos y nos mandan, a nosotros nos sirve muchísimo, todo suma. También repartimos ropa y zapatillas. Mañana (martes) habrá un tablón para que se puedan llevar vestimenta”, agregó.
Cabe destacar que los chicos no comen en el lugar por cuestiones de falta de comodidad. Al respecto indicó: “Mi idea es que puedan comer ahí, pero el espacio no nos ayuda, tenemos un lugar muy chico y si bien tenemos tablones nos faltan caballetes y sillas. También hay adultos mayores que me manifestaron que dejaron de comprar su remedio para poder comer, a ellos también le llevamos la comida”.
A su vez, aseguró que su único beneficio en todo el trabajo es poder brindar la ayuda a quienes más lo necesiten. “Ninguno de nosotros cobramos nada por esto, lo hacemos porque no podemos permitir que un chico llore por un plato de comida y no podemos llegar a que pase. Los padres retiran la vianda con mucha vergüenza porque quisieran poder ellos darles de comer, pero nosotros no podemos juzgar a nadie, sólo queremos ayudar y no queremos que un chico se vaya a dormir llorando porque tiene hambre. Apelo a la solidaridad de la gente y al acompañamiento al proyecto pero pedimos que la gente que se tiene que ocupar de esto de más apoyo”.
Por último, Guadalupe recordó su dura infancia que hizo que hoy se ponga en el lugar del otro. “De chica anduve de comedor a comedor, salí a pedir a la calle, la luché, y ese aprendizaje de vida hace que yo haga lo que hago hoy. A mi los chicos no me dicen Guadalupe, a mi me dicen , “ella es la chica que me da de comer”, pero eso no es orgullo, te desgarra el alma, y no podemos permitir esto. Que el que se tenga que hacer cargo lo vea y trabaje a la par nuestra”, solicitó.
Cadena solidaria