Luego de 18 años de casada y con cuatro hijos, Vanesa comenzó a vivir un calvario rodeada de la violencia de género a la que la somete su ex pareja, empleado de la GUM de Timbúes. Pese a las denuncias, tras el último hecho violento en la vía pública fue hospitalizada y perdió un ovario. El agresor continúa libre.
Su relato se asemeja al de otras tantas mujeres de todo el país que sufren en carne propia la violencia por parte de un hombre de su entorno. En marzo de 2019 su marido decidió irse y luego volvió. Intentaron recomponer el vínculo pero las discusiones se tornaron tensas y la separación fue definitiva.
Desde ese momento, todo se agravó y la víctima contó su lucha a Info Más. “Yo no puedo rehacer mi vida, me amenaza con los chicos, que si yo no volvía no me dejaba ver a los chicos, siempre manipulando. La situación era cada vez era mas tensa. Él me hizo una orden de restricción a mi y después yo se la hice a él pero siempre buscaba la ocasión para molestar”.
“Yo llamaba a la comisaria avisando que rompía la ley y le llamaban la atención pero nada más, quedaba todo ahí. Me fui de mi casa a otro lugar al cual él ingresó varias veces sin permiso. Un dia, hace unos dos meses, me quiso pegar de vuelta delante de mi nena como varias veces lo había hecho. La policía le marcó los dedos, lo detuvo y a las dos horas salió. Me tuve que ir de ese lugar”, lamentó.
La mujer intentó empezar una nueva vida junto a otra persona, pero no logró sostenerla ya que indicó: “Quise empezar una relación con alguien pero tuve que terminar porque mi ex me seguía, no me dejaba tranquila”.
Golpiza en Ruta 11
El domingo 1 de marzo le produjo una feroz golpiza que le causó la pérdida de un ovario y casi una semana hospitalizada. Vanesa estaba sola en su casa y decidió salir, pero al regresar, en la parada, la esperaba su ex quien le causó la salvaje agresión.
En ese sentido contó: “El domingo me pidió a los chicos más chiquitos y las nenas más grandes salieron a un evento en el polideportivo. Me quedé sola y decidí salir. Cuando vuelvo a la noche mi ex me esperó en la parada en Ruta 11 y Lisandro de la Torre. Yo salí corriendo, crucé la ruta, a los gritos pidiendo ayuda. Había dos chicos que pensé que me iban a ayudar pero me contestaron que no porque él era de la guardia urbana y no iban a hacer nada porque lo conocían”.
“Él me siguió pegando, me tiró contra un banco, me pegó con la rodilla a la altura del ovario izquierdo, yo sentí un fuerte dolor pero me dolían más las costillas. En un momento se acercó un muchacho que estoy acá hoy gracias a él. Mi ex me sacó el celular y mi mochila. Este chico que me defendió, lo salió a correr y recuperó mis cosas. Después se acercaron vecinos, la GUM y la policía”.
La víctima fue trasladada al centro de salud donde se reencontró con sus hijas. “Yo estaba desesperada, pedí por mis hijas. En el centro de salud me atendieron de maravillas y después me llevaron a la comisaría a declarar y también se presentó el chico que me defendió y declaró lo mismo”.
“Le pedí por favor al jefe de la guardia urbana que le saque a mis hijos porque estaba alcoholizado. Dijo que hagan lo que hay que hacer, que si es necesario lo detuvieran, pero no pasó nada. Yo estuve hasta la 1.30 y a él no lo llevaron”.
Estado de salud:
El lunes 2 de marzo por la mañana despertó con un gran dolor y con dificultad para caminar, por lo que decidió ir al médico. Le realizaron una ecografía y fue hospitalizada. “Yo estuve internada hasta el viernes y a él no lo hicieron nada, sólo lo suspendieron del trabajo dos semanas. En el Sanatorio de la Mujer me operaron por un hematoma en el ovario, pero cuando abrieron descubrieron que estaba estrangulado y reventado, lo tuvieron que sacar”, manifestó.
“De él no se más nada, recibo ayuda solo de los vecinos, de la comuna me dijeron que van a hacer hincapié en él porque necesita ayuda psicológica. El esta libre, feliz de la vida. – Agregó-. Ahora tengo una restricción para que no se acerque a los chicos. Yo se que él no esta bien y que quizás necesite ayuda, pero me parece que no es el caso”.
El día a día
La mujer timbuense destacó que es “complicadísimo” vivir diariamente y que se siente perseguida continuamente. “No puedo salir sin sentirme perseguida, no se con quien me voy a encontrar. Tengo licencia hasta el 21 marzo y después me reintegro a mi trabajo. Mi vida es un caos porque tengo miedo. Él lo único que quiere y se lo dijo a mis hijas es que me va a terminar matando, se lo dijo muchas veces y ese día de la golpiza también me lo dijo a mi, ‘te voy a matar’, y muchos insultos”.
“Yo quiero que se ponga un freno, esto tiene que parar. Yo no quiero perjudicar a nadie, pero que se haga algo, no soy la única mujer que está viviendo esto en Timbúes, somos muchas las que sufrimos violencia. Hay otra chica que recibió una golpiza y su caso quedó en la nada. No se que es lo que pasa pero yo quiero justicia”, finalizó.
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