Un comisario fue imputado por estafar a sus subordinados. El jefe le contaba al empleado que tenía que vender una moto pero alegaba problemas para recibir el pago en su cuenta bancaria, por lo que le pedía como gauchada que le prestara el CBU.
Si el subordinado accedía iban juntos al banco donde retiraban el dinero, en torno a los cien mil pesos, el jefe se iba con el efectivo y le daba unos pesos como agradecimiento. Lo que el empleado no sabía en ese momento es que en realidad su jefe había sacado un crédito a su nombre a través de una aplicación web y por ende lo había dejado con una deuda que, en general, ronda el doble del monto solicitado.
Denunciado por ese ardid por al menos cuatro policías de la comisaría 11ª de Aldao, a fines de julio el comisario inspector Alejandro Javier Zamora fue separado de su cargo al frente de esa seccional y pasado a disponibilidad.
La investigación siguió: el sábado fue detenido y este martes a la mañana lo imputaron por tres casos aunque no descartan achacarle más. El juez Carlos Gazza ordenó la libertad bajo una fianza de 500 mil pesos. En tanto, al menos cuatro policías están endeudados por un monto total que orilla los 800 mil pesos.
El mismo verso
“A todos nos hacía el mismo verso para pedirnos el CBU para que nos depositaran el pago por una moto que tenía que vender. Después nos fuimos enterando de que teníamos que pagar créditos que había sacado a nuestro nombre”, contó el suboficial Pablo Brusa, uno de los cuatro empleados de la comisaría 11ª que fueron estafados por Zamora.
Brusa detalló la maniobra por la cual terminó engañado. Contó que hace unos meses tuvo problemas con una hermana de Zamora que también trabaja en la seccional 11ª por el cobro de un adicional. “Le reclamé y me dijo que hablara con el jefe, su hermano. Zamora me dijo que no me hiciera problema, que él me lo iba a pagar, pero que necesitaba que le hiciera un favor”, recordó.
“Me van por depositar una plata pero tengo un problema con la tarjeta, no puedo darles mi cuenta”, le dijo el jefe a Brusa al pedirle el CBU. “El 26 de mayo —siguió el suboficial— supe que me habían depositado 99.605 pesos como me había dicho Zamora. Me parecía mucho por la venta de una moto, pero ya estaba depositado. Como no podía retirar tanto le di 20 mil y él me dijo al otro día que entrara al homebanking para aumentar mi límite. Después fuimos al Banco de Santa Fe en San Lorenzo, saqué 40 mil y se los di en la plaza San Martín”.
Al día siguiente Brusa le entregó el resto, 36.905 pesos, de los cuales se descontaron 2.700 pesos: 2.100 por el adicional que no le habían pagado y otros 600 pesos para agradecerle la gauchada. “Con todos hacía lo mismo”, recordó Brusa sobre lo que hasta ese momento se trataba de hacerle un favor a un jefe que “era buenísimo, más bueno no podía ser”.
“¿Está Pablo?”
Al mes la familia Brusa empezó a recibir llamadas dudosas. “Siempre atendía mi esposa, preguntaban «¿está Pablo» y cortaban. Pensamos que eran de alguna cárcel, que nos querían hacer algún cuento. Hasta que una vez atendí yo y me dijeron que hablaban de una financiera Mango. No quise dar mis datos, pero una amiga llamó y averiguó que tenía un crédito a mi nombre que me habían otorgado justo el 26 de mayo y por 99.605 pesos. Ahí entendí que lo que me habían depositado era un crédito, que debería pagar yo, y no el dinero de una la venta de una moto”.
Al enterarse de la estafa de la que había sido víctima, Brusa comenzó a investigar y lo primero que supo era que Zamora no tenía los problemas crediticios que había alegado. A partir de entonces empezó a ver cómo podía recuperar el dinero.
El primer dato que tenía era quién le había depositado los casi 100 mil pesos en su cuenta. En su homebanking figuraba un tal “Wenance”. Mientras investigaba Brusa le preguntó a Zamora a quién le había dado su CBU. “Me dijo que le había vendido la moto a Gino C., un tipo conocido como «el gigoló de Fray Luis Beltrán» que está investigado por estafas y por eso se fue a Chile, donde al parecer también había estafado a modelos”, recordó el suboficial sobre lo que resultó ser “una mentira para desviar la atención”. Luego supo que Wenance es la empresa que le reclamaba el crédito que había sido sacado a través de la aplicación web Mango.
Si caben dos, caben tres
En ese marco el viernes 24 de julio un compañero de Brusa, el subinspector Antonio Rojas, lo llamó y le preguntó: “¿A vos también te sacó un crédito Zamora?”. El suboficial respondió que sí, pero que estaba tratando de que le devolviera la plata. En este caso, como su compañero tenía otros créditos, el depósito por la supuesta venta de la moto fue de 65 mil pesos.
Esa misma tarde cuando Brusa entró a la comisaría otro compañero, el subinspector Sergio Alfaro, le preguntó si tenía algún problema ya que lo veía desde hacía unos días preocupado y medio triste. “Le dije que para qué me preguntaba, si total no iba a poder resolverme el problema. Pero como me insistió le dije qué me pasaba y me contó que Javier también le había pedido el CBU porque había vendido una moto y no podía usar su cuenta”, recordó Brusa.
El suboficial le preguntó a Alfaro si el depósito de 100 mil pesos se lo habían hecho desde Wenance y ante la respuesta afirmativa del subinspector, Brusa le dio la mala noticia: “O sea que tenés que pagar un crédito como yo: 222 mil pesos en 12 cuotas de 18.500”.
La novedad no le cayó nada bien a Alfaro, que al día siguiente lo llamó a Zamora quien al parecer le dijo que se haría cargo de la situación.
Cuatro denuncias
Sin embargo, el 25 de julio Brusa, Rojas y Alfaro fueron a denunciar a su jefe ante la División Judicial de la URXVII. “Hasta ahí pensábamos que éramos tres, pero después nos enteramos de que había un compañero más estafado”.
El suboficial contó que la víctima restante, el suboficial Leonardo Segovia, estaba internado con un posoperatorio así que no se había dado cuenta de que los 83 mil pesos que le habían depositado no eran por la venta de una moto del comisario sino por un crédito que éste había sacado a su nombre. “Nos pedía el CBU y el resto de los datos los tenía porque trabajábamos todos en la comisaría”, sostuvo Brusa.
Luego de la denuncia, a fines de julio Zamora fue apartado de su cargo y lo pasaron a disponibilidad. Sin embargo, permaneció en libertad hasta el sábado cuando fue detenido. Ayer a la mañana el fiscal sanlorencino Carlos Ortigoza le imputó dos delitos: defraudación —tal el nombre técnico de la estafa— y enriquecimiento ilícito de funcionario.
El fiscal lo acusó por tres de los casos denunciados pero no descarta incorporar al expediente, además de la cuarta denuncia, alguna otra que pudiera aparecer. En ese marco pidió prisión preventiva por el plazo de ley pero el juez le otorgó la libertad bajo fianza de 500 mil pesos.
“Espero que se haga justicia. Está claro que no puedo ni quiero afrontar una deuda que no contraje, no me corresponde. Pero más allá de la plata yo no puedo dejar que un espécimen como este siga en la policía”, sostuvo finalmente Brusa a la espera de que la Justicia solucione la situación de la que fue víctima junto a otros compañeros.
Y no sólo de los tres que trabajan con él en la comisaría de Aldao sino también al menos otros nueve que al parecer fueron víctimas de Osvaldo E., otro empleado policial de San Lorenzo también sospechado de haber realizado maniobras similares.
Fuente: La Capital
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