El 10 de mayo de 2018 Gimena fue diagnosticada con leucemia cuando sólo tenía dos años y medio y desde ese día se dispuso a luchar junto a sus papás. Este 6 de octubre de 2020 recibió el alta y tocó con todas sus fuerzas la campana de la victoria en la puerta de su casa, en Correa. “Son los mejores días de nuestras vidas”.
Así lo aseguró Vanina, su mamá, quien habló con Info Más y contó la historia de su pequeña guerrera. “Valiente es un adjetivo muy pequeño. Le agradecí por resistir, por aguantar, por bancar, por tener tantas ganas de vivir y que nada la venció. Es mi persona favorita, es mi ejemplo y mi orgullo, resaltó.
“Te toca sin aviso y la única opción que te da es luchar, lo primero que me pregunté es por qué”, reveló. Vanina junto a su esposo Jonatan atravesaron de la mano de Gime un duro tratamiento que culminó con final feliz luego de casi tres años.
Muchos moretones en sus piernas fueron la primera señal que algo no andaba bien. Los análisis revelaron que la pequeña no tenía suficientes glóbulos rojos, blancos ni plaquetas. Llegó al Sanatorio de Niños de Rosario y en pocas horas ya tenía su diagnóstico, padecía Leucemia Mieloblástica Aguda en su tipología M3.
La familia encontró en dicho efector de salud a su ángel, el pediatra oncohematólogo Emilio Rubulotta a quien agradecen enormemente. “Cuando me dieron el diagnóstico sentí una ola, un mar donde no ves el horizonte. Lo único que tenia al lado era a mi marido, su papá. Nos encerramos en la habitación con ella en ese momento y nos unió como familia por el resto de nuestras vidas, nos consagró como papás. Creemos que a partir de ese momento no le tenemos miedo a nada. Nos miramos y dijimos, no queda otra, hay que luchar”.
Con la fe intacta y una postura positiva frente a la adversidad, los tres tiraron hacia adelante acompañados por el equipo médico, familiares, amigos y las fuerzas del pueblo de Correa. “No tuve miedo por su vida, siempre tuve mucha fe. Supe que Dios me quería enseñar algo pero no quería nada malo para mi vida, tampoco me hice la idea de lo que podía llegar a pasar, preferí evitarlo. Siempre fui muy optimista en mi vida y tuve fuerzas”, subrayó.
Tratamiento:
Desde que llegó al Sanatorio de Niños la pequeña paciente fue hospitalizada y comenzó su tratamiento. “No era prolongado, dependía de los resultados. Ella hacía un periodo de quimioterapia y tenía que recuperarse en 15 a 21 días sola. El signo de recuperación era obtener los glóbulos blancos necesarios, todo lo demás se transfundían”.
Gime necesitó de transfusiones de glóbulos rojos y plaquetas durante 5 meses, un total de entre 45 y 60 dadores de sangre. “Así lo tuvimos que repetir cuatro veces mes a mes, era volver para atrás y volver a arrancar hasta que logramos la remisión de la enfermedad en donde su médula elimina células malas y empieza a producir glóbulos y plaquetas normal”, explicó su mamá.
A partir de ahí se empieza la etapa de mantenimiento la cual duró dos años y se basa en quimioterapia en pastilla una vez por semana y un tratamiento de una pastilla por día que hacia que la médula trabaje forzada y produzca 3 mil glóbulos blancos diarios. “Por esos dos años no podía concurrir a lugares multitudinarios ni lugares cerrados. Teníamos que ir al parque cuando no había nadie, no pudo ir a cumpleaños de primos ni amigos”.
Al principio del tratamiento estuvo internada 62 días de corrido debido a la fiebre y en total, fueron seis meses de manera alternada. Fueron un total de cinco sesiones de quimioterapia. Durante el proceso perdió su pelo pero no estuvo sola ya que su papá, se peló para estar al igual que ella.
Tras la experiencia atravesada, Vanina hizo hincapié en la importancia de la donación voluntaria de sangre y brindó un mensaje a la sociedad: “No esperen a que haya una persona que lo necesite, si una persona puede donar sangre, que vaya al CUDAIO y diga que quiere ser donante voluntario. Eso hace que el banco esté continuamente abastecido y no te obliguen a pedir dadores”.
Pandemia:
Durante los últimos meses de su recuperación, la pandemia por coronavirus atravesó al país y fue otra complicación para toda la familia que debió estar aislada durante dos meses en su vivienda.
“Teníamos que cumplir el rol de personas aisladas y ya teníamos la experiencia de eso porque durante los meses que le pasaron quimioterapia ella no podía tener contacto con el mundo exterior. Vivía sin glóbulos blancos por lo cual nos capacitaron en lo que es la desinfección del hogar y hasta para salir al patio”, manifestó.
Todo eso y mucho más que la familia había adaptado debido al tratamiento de la niña, se volvió a presentar ya que sostuvo: “Lo llevamos también a la práctica durante el tiempo de COVID”.
Trabajo y obra social:
Jonatan es trabajar de CADAL, la Cooperativa agropecuaria de Armstrong, para la cual destacaron el apoyo, como así también para la obra social, ACA Salud. “No cualquier empleador te da licencia por tiempo indefinido con goce de sueldo. Las palabras textuales fueron ‘tomate el tiempo que sea necesario, dedícate a tu hija y olvídate del trabajo. Hasta nos han ofrecido créditos blandos'”, contó la mujer.
El tratamiento en total tuvo alrededor de un costo de 5 millones de pesos de lo cual la familia apartó un 2 por ciento de la internación, todo el resto, estuvo a cargo de la obra social.
Ley oncopediátrica:
El proyecto apunta a que el sistema público de salud y las obras sociales brinden la cobertura al 100 %. De esta manera, se cubriría uno de los principales reclamos por parte de los padres, el que se refiere al costo de los medicamentos o los tratamientos.
“La ley consiste en darle protección a los padres de los niños diagnosticados con cáncer, en dar una pensión, en que el empleador deje su trabajo en suspenso, tener una vivienda sin humedad, un transporte. Nosotros viajábamos todos los días a Rosario y teníamos auto, pero hay gente que no tiene o vive lejos y tiene que alquilar un departamento”, indicó.
A su vez agregó: “A nosotros la obra social nos respondió con la medicación en tiempo y forma pero hay chicos que no, y la enfermedad no puede esperar porque avanza. Todo eso pide que proteja a los papás de los niños oncológicos, es un cúmulo de recursos que te permiten enfocarte sólo en salvarle la vida a tu hijo y no en todo eso”.
Agradecimientos:
La lista se hace interminable para nombrar a todas las personas que incondicionalmente estuvieron junto a los “tres mosqueteros” de Correa. La familia cuenta con otra importante pata, que es la hija de Jonatan, ella también tuvo que adaptarse a los cambios y a estar sin su papá como antes.
La localidad en general fue un gran sostén y este martes parte de ella se acercó a la casa de Gime a saludarla a la distancia con cotillón y regalos para darle una sorpresa en el comienzo de su nueva vida. Entre ellos, el presidente comunal, Nahuel Cejas.
“Invité con responsabilidad y distancia a toda la familia que fue parte de este logro, porque sin la gente que nos apoyó no hubiésemos podido. A sus compañeros del jardín, a los médicos, a la pediatra Sara Maggi que la controlaba sin importar horarios ni cantidad de veces, a la doctora Silvina Drago… tengo una hoja con 150 dadores que se ofrecieron organizada por mis amigas, ellas hasta me lavaban la ropa. Tuvimos un grupo humano muy unido a nuestra lucha. Sino hubiera sido por nuestro entorno no hubiéramos logrado lo que logramos”, concluyó con emoción.
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