Con sus 93 años y los “achaques” lógicos de la edad, Jose Ellena superó el coronavirus. Vive junto a su esposa en el campo entre Clarke y Maciel y su vivienda se encuentra a metros de otras dos de sus familiares. Entre ellos su hijo Alfredo quien habló con Info Más y aseveró: “La pasó muy mal”.
José fue hisopado el pasado 2 de octubre y poco después, le comunicaron que era Covid positivo. Estuvo hospitalizado en la Clínica Privada de Totoras pero se terminó de recuperar en su hogar y cerca de sus afectos.
El hombre y su esposa de 87 años, Anita Abba, están rodeados por el amor de su familia que viven a escasos metros, todos en zona rural y también cuentan con el apoyo de Graciela Reynoso, su cuidadora. Aún nadie tuvo síntomas ni pueden dar fe cómo se contagió el hombre más longevo de Clarke.
“De repente se empezó a sentir mal, vino el médico y le recetó una placa de tórax. Nosotros estábamos con dudas de llevarlo a un hospital por el tema del covid por eso lo llevamos a un médico particular. Le dieron antibióticos pero seguía mal. Finalmente lo tuvimos que internar, le hicieron el hisopado por protocolo y dio positivo en la clínica de Totoras”, contó Alfredo.
Sin embargo, al otro día recibió el alta ya que el suero y el oxígeno lograron componerlo y los médicos aconsejaron que era mejor que esté en su hogar. “Nunca tuvo tratamiento con plasma”, agregó.
Tras el positivo, todos debieron aislarse pero por el momento, nadie de la familia presentó síntomas, ni siquiera su esposa. En cuanto al aislamiento, indicó: “Yo tuve contacto porque de hecho se cayó y tuve que levantarlo, ayudar a cambiarlo… pero en el campo el aislamiento no es tal ya que podemos andar, sólo que no fuimos a otros pueblos”.
José hace algo más de un año sufrió un leve ACV y está medicado para la presión. “Mi papá la pasó mal, pero la pasó, ahora está perfecto. Esta mañana (sábado) hablé con él y empezó a sentirle el gusto a las comidas. Su problema detectado de entrada era una neumonía, hace mas de 20 días que está con antibióticos, eso hace, según el médico, que pierda un poco el gusto”, explicó.
Ahora continúa en su hogar rodeado de los suyos y deseando que nadie tenga que pasar por lo mismo. “Él me cuenta que ojalá a nadie le pase porque es horrible. Es un roble. El día que lo llevé a Totoras temía que en cualquier momento se duerma para siempre porque realmente estaba mal, pero salió”, concluyó destacando la fuerza de su papá.
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