La vida de una joven de la región se convirtió en un sufrimiento constante debido a su ex pareja a la cual conoció hace 5 años pero comenzó una relación en el 2020. Los celos se transformaron en golpes, amenazas y el caso llegó a la justicia. Sin embargo, pese a las denuncias, sigue libre. “Si me pasa algo ahora, mañana, pasado, el mes que viene o cuando sea fue él”, aseguró.
Con repetidas publicaciones en redes sociales, la víctima de Cañada de Gómez, quien tuvo algunos días de paz, volvió a verse amenazada al volver a recibir llamadas del hombre, tanto ella como su abuela.
“Al principio me parecía una persona cariñosa, me trataba bien, hasta que decidimos ponernos de novios para dar un paso más en mayo (2020). Desde ese día empezó a cambiar, no me dejaba tener amigas/os no podía salir, me elegía la ropa para ponerme, si íbamos a un lugar cuando volvíamos me reprochaba todo. Empecé a ver como se drogaba, que eso lo ponía violento”, relató en diálogo con Info Más.
Cuando ella quiso terminar con la relación en el mes de julio, comenzó la peor pesadilla. “Vino a mi casa, me pegó y rompió todo. Tuve la suerte que había dos amigos y pudieron ayudarme. Ahí le puse la primera restricción que nunca la respetó porque me mandaba. Pasó un tiempo y dijo que iba a cambiar y le creí”, lamentó.
Es que a partir de ese momento, la situación se volvió cada vez peor. “Se drogaba y volvía violento. Tuve un atraso y pensábamos que estaba embarazada. Me dijo que me lo iba a sacar a piñas para que no nazca bobo, porque hace tres años tuve un bebe que nació con un síndrome y falleció. Cuando me dijo eso no lo quise ver más”, sostuvo.
Más allá de eso, le robaba el celular, la perseguía, gritaba y golpeaba. “Un día me dio la cabeza contra el pavimento, piñas y patadas por todo el cuerpo. Nos llevaron a la comisaria y a mi me tomaron la denuncia más la revisión medica. Me dijo que me iba a prender fuego y a matar”.
“Me obligó a salir de mi casa con amenazas, pero cuando le dije que no quería nada con él me agarró de los pelos, me tiró al piso y empezó a pegar. Yo grité y mi mamá lo corrió. Justo pasó un móvil, le mostré a la policía las restricciones, se lo tenían que llevar, lo estaban esposando me miraba y me decía ¿Esto queres? Yo salgo querida y se reía como loco. Quedó demorado seis hora, salió y volvió a mandarme. Me dijo que no importaba que le hayan pintado los dedos que él como entraba iba a salir pero a mi del cajón no me sacaba nadie”.
Pese a todo ello, luego de la audiencia, el juez lo dejó en libertad. El pasado 3 de enero fue la última publicación de Micaela. “Llegué lejos pero no sirvió para el juez. No confío en la justicia desde el día que me dejó sola, creo que tienen razón, recién cuando estamos muertas se mueven lamentablemente. Solo me queda esperar que este enfermo venga o que en algún momento salgan los registros de los celulares para que se den cuenta que no miento, que si tengo miedo y que así no puedo vivir más”, concluyó con dolor.
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