Lo que empezó como un trabajo para “sobrevivir”, se convirtió en uno a tiempo completo para Sabrina y su hija Julieta, de Totoras. “Sweet Cakes” abrió su local en la ciudad y te invita a descubrirlo para no poder negarte a disfrutar de un delicioso postre.
La pandemia golpeó con fuerza, el parador en el cual Sabrina trabajaba cerró y nunca se reactivó. En medio de la incertidumbre, fue su hija quien llegó con una idea brillante, la cual fue todo un éxito.: “Ella me dijo: mamá, ¿por qué no haces postres si vos sos repostera?. Así, lo que inició como algo pequeño, creció y juntas, madre e hija, ya tienen su propio local de venta al público.
“Empezó a fines de marzo en plena pandemia. Yo tenia un parador en el ruta y tuvimos que cerrar, supuestamente era por 15 días pero nunca se abrió. Empezamos a hacer individuales, ella manejaba las redes sociales… pensaba hacerlo por un mes para salir del paso, teníamos que sobrevivir. Yo hace mucho estudié cocina, empezamos de a poco, los amigos de mi hija se prendieron a la idea y cada vez vendíamos más”, contó.
Luego, sumaron un repartidor para hacer el delivery, otra joven y la ayuda de la mamá de Sabrina. “Llegó un momento en que la demanda ya era mucha. Todo lo hacíamos en mi casa que es muy chiquita y la Municipalidad nos habilitó para poder trabajar. Fue creciendo hasta el día de hoy que decidimos abrir un local hace tres semanas y la demanda sigue siendo mayor”, describió.
La venta al público, ahora está ubicada en pleno centro, sobre Av. San Martin 1054, desde donde también venden a otras localidades y cuentan con delivery hasta las 12 de la noche. “Empezó como postres individuales, ahora hacemos hacemos tortas y otras cosas”, contó, siempre tratando de innovar en un producto nuevo.
En el medio, también Julieta, de 17 años, se capacitó a través de un curso de diseño gráfico para embellecer la forma de mostrar los postres a través del Instagram Sweet-cakest. “El primer posteo de nuestro postre fue el 31 de marzo de 2020 y hoy en día se pudo convertir en un sustento de vida”, cerró Sabrina que reinició su vida a los 37 años con un proyecto propio y familiar.
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