La mayoría de las personas les dedican aplausos o un respetuoso silencio en esta situación de pandemia, pero todavía hay gente que se dedica a amenazar a los trabajadores de la salud. Es lo que sucedió en Santo Tomé, donde una enfermera de un hospital de Santa Fe se vio obligada a irse de su casa junto a su hija porque los carteles que les dejaban sus vecinos se ponían cada vez más violentos.
Mari es enfermera en el hospital Cullen de la capital provincial. En LT10, contó su grave caso. “Tengo miedo; los trabajadores de la salud no merecemos esto”, confió.
La mujer reside en Santo Tomé y desarrolla sus labores como enfermera en el hospital Cullen. Desde que estalló la pandemia, su trabajo se duplicó en el efector público.
El sábado pasado por la mañana sacó a su perro y se encontró con un cartel que la intimidaba gravemente y que le exigía que se vaya a vivir a otro lado. La enfermera hizo su descargo en redes sociales y se contactó con dos concejales para que la ayuden. Pero el domingo las amenazas volvieron.
En su cuenta del Facebook la enfermera relató: “A ver gente, esto se está desmadrando me parece que ya se está yendo al carajo. Yo cumplo con mi trabajo, cumplo con el deber de cuidar a la persona sana y enferma. Tengo ética, moral y vocación de servicio. Me pareció una tontería juntar firmas para que me vaya del barrio ya que es mi casa propia y pido al o los/as personas que les molesta mi profesión que dejen la cobardía de lado y me digan a un metro y medio de mí cuál es el problema que tienen conmigo. Hasta ayer me lo tomé como de quien viene y le resté importancia pero hoy ya me está empezando a molestar y voy a llevar esto a la justicia y tendrán que ser citados uno x uno de los vecinos a declarar. Estas son amenazas, a mi niña y a mí y eso no lo voy seguir tolerando”.
Fuente: Rosario3
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