Las mil grullas de papel se convirtieron en un símbolo de la paz a raíz de la historia de Sadako Sasaki (1943-1955), una niña japonesa que deseó curarse de una enfermedad producida por la radiación de la bomba atómica que cayó sobre Hiroshima.
En Totoras, la historia no es muy diferente y emulando a Sadako, Juana y su familia también creyeron en los médicos y en las grullas. Dos años después, la pequeña recibió el alta de tratamiento y superó la leucemia.
Son esas historias que emocionan a cualquiera. El 17 de enero de 2020, dos meses antes del inicio de la pandemia, la familia de Juana recibió el diagnóstico. Toda la familia concentró sus fuerzas en la recuperación de la pequeña, a pesar de lo difícil que puso las cosas el Covid y las restricciones.
Josefina, su hermana, apostó a las grullas y comenzó una campaña para confeccionar las mil que cuenta la leyenda, donde los dioses japoneses te cumplen el deseo si juntás esa cantidad. Así fue que junto con sus amigas emprendió y cumplió esa misión, con ayuda de personas de diferentes localidades.
“Yo no entendía mucho lo que podía pasar, fue muy chocante para mi. Con el tiempo entendí y estuvimos siempre positivos para ella”, contó Josefina en diálogo con Info Más y agregó: “Ya conocíamos la historia y comenzamos a hacer las grullas. Subimos las fotos a instagram y en menos de un mes logramos juntarlas a todas”.
Las grullas comenzaron a aparecer en diversos sectores de Totoras como el jardín nucleado Oro Blanco donde concurría Juanita, en el árbol de vida paralela sobre el bulevar Rivadavia y también en su casa. Las grullas también acompañaron a la pequeña en el Sanatorio de Niños de Rosario, donde se encontraba internada, y frente al río, en un lugar muy significativo para ellas.
Así, dos años después, la niña recibió el alta de tratamiento con mucha emoción. “Quería agradecer a todos los que colaboraron porque nos dieron una mano enorme”, cerró Josefina.
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